Si pensamos que se trata de helados, tampoco, yo prefiero el de limón.
Pero si hablamos de tomate, es otro cantar. Y si además resulta que con esos tomates elaboramos mermelada entonces ya es otro mundo.
Rojo. Explosión de color y sabor, indispensable en cualquier cocina para un rico sofrito. Parte fundamental en un buen bocadillo de jamón e ingrediente fundamental en una buena ensalada de verano.
Si después de pelarlo y sacarle parte de su jugo y pepitas lo colocamos en una perola con su correspondiente azúcar, lo ponemos al fuego y vamos removiendo de vez en cuando y tenemos la suficiente paciencia para que coja un brillo especial y una textura de mermelada, habremos conseguido rememorar una de las más ricas mermeladas de nuestras abuelas.
Exquisita con un queso suave, un toque muy distinto a una tapa de jamón.
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Verde. Se coge en el campo antes de que coja color, muchos pensarán que es una pena, pero os aseguro que es un delicioso bocado.
Es una de las mermeladas que más sorprende, no es muy conocida pero cuando se prueba y se sabe de ella no deja indiferente a nadie.
Su agradable y suave sabor no hace predecir que está elaborada con tomates verdes.
Se puede tomar en el desayuno y es ideal con un rulo de cabra gratinado.
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Rosa. Color suave, sabor y aroma un poco dulzón. En casa desde niña siempre se esperaba con ganas que llegará esta variedad para hacer ricas ensaladas, ya que es el que más jugo tenía y para ensalada era perfecto. Sobre todo cuando está se terminaba y tocaba mojar pan.
En mermelada su sabor es totalmente distinto a todas las demás variedades de tomate. Al igual que en fresco tiene un sabor suave con un punto dulzón y no es el que le proporciona el azúcar, no tiene tan apenas acidez. Pero nuestra mermelada tiene un toque especial, un toque fresco y joven, un toque de fiesta y amistad.
Rubén, a quien ya conocéis, le dediqué una entrada en el blog el año pasado y a quien no terminaré de dar las gracias nunca por todo lo que hecho por mi y mis mermeladas, quiso que le pusiera albahaca, planta aromática que en su tierra tiene un gran significado, y os aseguro que lo bordó.
Yo siempre digo que esta mermelada solo necesita una cuchara, por si sola ya es fantástica.
Alegra un plato de pasta fresca envolviendo con ella unos daditos de queso fresco.
Da un toque distinto a un pescado o simplemente rellena una tarta con chocolate y ponle una capa de mermelada de tomate rosa con albahaca, triunfo seguro.
Mermelada especial para pastas frescas o pescado, por su agradable sabor a albahaca. |
Supongo que ya habréis adivinado con cual de los tres colores me quedo, y no es precisamente por que sea un color de niñas, es por todo lo que esta mermelada tiene a su alrededor, todo lo que encierra y significa para mi.
Amistad, cariño y ganas de trabajar conjuntamente.
A si que de nuevo, gracias Rubén.
Y tu, ¿Con cual te quedas?.
Manuela.